Los catalanes celebramos hoy la Diada Nacional en una atmósfera de forzada normalidad después de los intensos años del procés . Los sectores independentistas, que llegaron a ser mayoritarios en su día, pusieron tantas energías e ilusiones en esta jornada a partir del 2012 que es lógico que anide hoy en su ánimo un cierto grado de frustración. La Diada se politizó tanto en aquellos años reivindicativos que ahora parece que la fiesta haya perdido parte de su interés. Y se vuelve a los debates habituales en los años previos al procés sobre el sentido­ de la celebración de esta fiesta.

Claro que hay que celebrar la Diada. Y que cada cual la disfrute como­ quiera. Nuestro diario apuesta en su editorial de hoy por poner todo el esfuerzo en “mejorar la convivencia y el bienestar colectivo de

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