La prostitución pervive en un limbo jurídico en España. No está prohibida, pero el proxenetismo y la trata de seres humanos, los dos delitos que la sustentan, sí lo están. Esa alegalidad convive con una realidad mucho más cruda: miles de personas, en su mayoría mujeres extranjeras, atrapadas en redes que se aprovechan de su vulnerabilidad y de la ausencia de una regulación clara.

Este verano, en solo dos semanas, se han destapado varias redes de explotación sexual en distintas zonas de España. En Cádiz y Murcia, mujeres latinoamericanas eran captadas con falsas ofertas de empleo y explotadas en clubes y pisos insalubres. En Valencia, la policía liberó a 162 mujeres sudamericanas hacinadas en locales camuflados como centros de masajes, vigiladas por cámaras y con apenas dos horas de

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