A pesar del nuevo auge que vive el deporte motor en el país, con distintos representantes en las mejores categorías del automovilismo profesional, la cultura de éste intenta sobrevivir en sus etapas iniciales sin el apoyo financiero, que aún coloca a la disciplina como una profesión exclusiva de quienes tienen recursos monetarios altos, con temporadas -en el karting- que pueden ir de 200 mil pesos por cinco o nueve carreras en una temporada, o hasta el millón de pesos por las mismas.
Catalogado por expertos como un deporte que aún puede considerarse cerrado, desde la visión de Gilberto Ávalos, director de Friends Karting, este deporte sobrevive por las familias involucradas en él, ante el desinterés de patrocinadores por apostar desde edades tempranas por pilotos que quizás no lleguen al