"Mantengamos la esperanza, incluso ante la previsible maldad del hombre". Me han impresionado estas palabras dirigidas por el cardenal Pietro Parolin a los fieles de la diócesis de Rieti, en el centro de Italia, con motivo de los 800 años de su catedral. Parolin es un diplomático, pero ha evocado esa, dice él, "previsible" maldad del hombre. Previsible porque, como decía hace unos días un hermano suyo, el cardenal Pizzaballa, nunca podremos desarraigar por completo el mal de la tierra, y si bien el corazón del hombre está hecho para el bien, la posibilidad del mal siempre está abierta para él, que debe decidir.

Parolin no se mordió la lengua a la hora de hablar de tantas cosas en el mundo que parecen querer "devorar" nuestra esperanza: terremotos físicos, como los que sufre de tanto en ta

See Full Page