El asesinato de Charlie Kirk , uno de los referentes más visibles del movimiento conservador estadounidense, dejó al descubierto las vulnerabilidades en la seguridad de los eventos políticos en un contexto de creciente violencia. La tragedia evidencia que, en una era donde cualquier persona vinculada a la política puede ser blanco de ataques, las medidas ordinarias de protección resultan insuficientes.

Kirk se presentaba el miércoles ante una multitud en la Utah Valley University, un escenario que no le era ajeno y que parecía seguro: un estado de voto mayoritariamente conservador y un auditorio repleto de simpatizantes. Sin embargo, la presencia de su equipo de seguridad privada no bastó para impedir lo ocurrido.

En retrospectiva, expertos en protección de figuras públicas co

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