El expresidente Pedro Castillo volvió a ser el centro de atención en su juicio por el intento de golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022. Durante la audiencia del 11 de septiembre, Castillo exigió al Ministerio Público que exhibiera las armas que supuestamente utilizó en ese evento. "Al menos una pistolita de agua", dijo, en un tono sarcástico, mientras se encontraba en la sala de la Corte Suprema.

Castillo, quien enfrenta una posible condena de 34 años de prisión, tomó la palabra sin autorización y mostró un cartel escrito a mano que hacía referencia al artículo 346 del Código Penal sobre el delito de rebelión. "Señores jueces, a mí se me imputa el artículo 346. Quiero que el Ministerio Público haga público lo que usé el 7 de diciembre", insistió antes de ser interrumpido por la jueza Norma Carbajal, quien le pidió que concluyera su intervención.

En la misma audiencia, la expremier Betssy Chávez, quien también está siendo juzgada, defendió su posición ante la Fiscalía. Chávez solicitó que se admita un informe de geolocalización de su vehículo, argumentando que es crucial para esclarecer su trayecto el día del intento de golpe. Afirmó que su destino era su residencia en Breña y no la Embajada de México, como sostiene la Fiscalía.

Sin embargo, su versión se contradice con el testimonio de Cristian Martínez Valencia, su chofer, quien declaró que Chávez le indicó que se dirigieran a la Embajada de México tras la detención de Castillo. "Ella misma me dijo: 'Vamos a la embajada de México, por favor'", relató el conductor, confirmando su declaración durante el juicio.

El juicio continúa en el penal de Barbadillo, donde Castillo se encuentra en prisión preventiva mientras se llevan a cabo las investigaciones. La situación se complica para el exmandatario, quien ha protagonizado varios incidentes en el transcurso de este proceso judicial.