La mañana del 11 de septiembre de 2001 cambió la historia. Cuatro aviones fueron secuestrados por terroristas de Al Qaeda y usados como armas contra Nueva York y Washington. Dos impactaron en las Torres Gemelas, uno en el Pentágono y otro se estrelló en Pensilvania tras la resistencia de los pasajeros.
Las imágenes de humo, de gente escapando cubierta de polvo, de bomberos y rescatistas enfrentando lo imposible, quedaron grabadas para siempre. Casi 3.000 personas perdieron la vida en cuestión de horas, entre ellas trabajadores de oficina, turistas, personal de emergencias y tripulantes de vuelo.
El atentado no solo derrumbó edificios: abrió un ciclo de guerras en Medio Oriente, endureció la seguridad en aeropuertos y marcó a toda una generación.
El presidente de Estados Unidos, Donald T