La entrada de un considerable número de drones de ataque rusos en el espacio aéreo de Polonia ha provocado una verdadera conmoción política en nuestro lado del Atlántico. Von der Leyen, la siempre cuestionada presidenta de la Comisión, ha llegado a decir que Europa está en guerra. Técnicamente, sus palabras no dejan de ser ciertas —porque lo está Ucrania, aunque Rusia diga que no— pero nadie se las ha tomado demasiado en serio. Baste decir que Polonia, en respuesta a los apuros por los que ha pasado, ha preferido invocar el Artículo 4 del Tratado de Washington —un texto tibio que promueve las consultas entre aliados cuando alguno de ellos se sienta amenazado— en lugar del artículo 42.7 del Tratado de Lisboa, aparentemente más garantista pero respaldado por la UE en vez de la OTAN.
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