España sufre de forma cada vez más frecuente períodos más extensos de sequía, unos calores extremos que también agrietan los campos bajo el sol, poniendo en peligro cultivos de tomates, el trigo y vid .

Somos el país que alimenta las mesas europeas con sus hortalizas y frutas, pero que se enfrenta ya con demasiada asiduidad crisis hídricas de su historia reciente, que provocan que los embalses estén al límite de su capacidad y con  restricciones de agua que amenazan a sectores enteros de la agricultura nacional.

En este contexto de emergencia climática, donde cada gota cuenta y cada cosecha perdida supone un drama económico y social, la ciencia española ha dado un paso revolucionario que podría cambiar para siempre la forma en que nuestros cultivos enfrentan la sed.

Invstigación liderada por el CSIC

Un equipo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado una molécula denominada cianobactina invertida (iCB) que imita la hormona que regula la resistencia de las plantas, conocida como ácido abscísico (ABA), consiguiendo plantas de tomates antisequía.

El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Molecular Plan t, supone un hito en la lucha contra los efectos del cambio climático en la agricultura y ofrece una esperanza tangible para un sector que ve cómo sus rendimientos se desploman año tras año.

La agricultura española al límite

Los números son despiadados: España ha perdido más del 60% de sus recursos hídricos en las últimas tres décadas. El cambio climático no es una amenaza futura, es una realidad presente que golpea cada campaña agrícola con mayor virulencia.

Las temperaturas extremas, las sequías prolongadas y la irregularidad de las precipitaciones han convertido la agricultura en una ruleta rusa donde los agricultores se juegan su supervivencia en cada siembra.

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Pérdidas millonarias

En regiones tradicionalmente productivas como Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana, los agricultores han visto cómo cultivos históricos como el de los tomates, que representa un sector de 1.200 millones de euros anuales, sufren mermas de hasta el 40% en años de sequía extrema.

La paradoja es cruel: España es el principal proveedor de tomate fresco de Europa , pero sus agricultores deben competir con la sed de sus propios cultivos. España ha sido históricamente el principal productor de tomates en la Unión Europea.

Producción de tomate en España

Aunque su producción de tomate fresco ha experimentado una caída significativa, pasando de 2 millones de toneladas en 2018 a 1,65 millones en 2022 , lo que representa un descenso del 20%.

A nivel europeo, la producción total de tomates frescos también ha disminuido , mientras que los países extracomunitarios, como Marruecos , han ganado cuota de mercado.

El mecanismo del milagro científico

La solución desarrollada por los investigadores Pedro L. Rodríguez del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP) y Armando Albert, del Instituto de Química Física Blas Cabrera, funciona como un interruptor inteligente de supervivencia .

La mayor pérdida de agua en las plantas se produce mediante la transpiración en las hojas. Para adaptarse al déficit hídrico, las plantas reducen esta pérdida cerrando unos poros microscópicos presentes en las hojas, llamados estomas .

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Píldora líquida

La cianobactina invertida (iCB) actúa activando la respuesta de las plantas al estrés y controlando la transpiración mediante su aplicación directa en las hojas a través de un espray .

Es decir, los científicos han conseguido crear una «píldora líquida» que se rocía sobre las hojas y les enseña a sus plantas cómo ahorrar agua de forma más eficiente que sus propios mecanismos naturales.

«Esta molécula, además de regular la transpiración, también activa la expresión de numerosos genes de adaptación al estrés hídrico », explica Pedro L. Rodríguez, que colidera el trabajo.

Descubrimiento genial

La genialidad del descubrimiento radica en que no se limita a cerrar los estomas: además de reducir el consumo de agua , iCB protege el sistema fotosintético de las plantas y así mejora su capacidad para recuperarse tras sequía.

Los e nsayos realizados con plantas de tomate han arrojado resultados que los propios investigadores califican de «espectaculares» . Las plantas en las que se hace una aplicación foliar con un espray que contiene la molécula resisten sequía severa y pueden recuperar la fotosíntesis tras sufrir el estrés , según destaca Armando Albert.

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También en trigo y vid

Pero la revolución no se detiene en los tomates. Estudios preliminares en t rigo y vid sugieren que esta molécula podría ser también activa en otras plantas de cosecha , lo que abriría un horizonte de posibilidades para cultivos estratégicos en la dieta mediterránea y en la economía nacional.

La molécula presenta ventajas adicionales que la convierten en una herramienta versátil: también es más potente que la hormona natural ABA en ensayos de germinación, l o que serviría para prevenir la germinación de los granos en espigas de cereales antes de la siega , un problema en países húmedos o con lluvias tardías.

Una solución sin barreras

Una de las fortalezas más significativas del descubrimiento es su compatibilidad con la agricultura convencional. La principal ventaja de esta nueva molécula es que no requiere modificación genética de las plantas tratadas , lo que la hace compatible con cultivos convencionales y evita las barreras regulatorias y sociales asociadas a los organismos genéticamente modificados, subraya Albert.

Este aspecto resulta crucial en un contexto donde la resistencia social y regulatoria a los organismos modificados genéticamente sigue siendo alta en Europa . La solución española ofrece los beneficios de la biotecnología avanzada sin los inconvenientes de la manipulación genética, lo que facilita su implementación inmediata en el campo.

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El futuro se rocía en gotas

La molécula iCB está protegida por una patente cuya titularidad comparten la empresa española GalChimia, el CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), garantizando que esta innovación permanezca en manos españolas y europeas.

Mientras España siga esperando lluvias que no llegan y viendo cómo sus acuíferos se agotan, esta revolución molecular representa más que un avance científico: es una declaración de guerra contra el cambio climático desde la ciencia española .

Cada gota de este compuesto aplicado en una hoja de tomate es un gesto de resistencia, una apuesta por un futuro donde la agricultura no dependa exclusivamente de la clemencia del cielo , sino de la inteligencia humana aplicada a la supervivencia de nuestros cultivos y, en última instancia, de nuestra soberanía alimentaria.