No cabe duda que estamos viviendo momentos sumamente difíciles como país.
La guerra intestina entre los grupos delincuenciales y sus graves consecuencias en la sociedad, las múltiples quejas aun en el abasto de medicamentos, los bajos indicadores en algunos renglones educativos, el certero autogolpe a la línea de flotación en la credibilidad de la Secretaría de Marina, las sospechas de políticos involucrados con el crimen organizado, los miles de desaparecidos, la corrupción galopante en el caso del huachicol fiscal, la inusitada relación de amor y odio con Estados Unidos, entre otros temas, nos traen de un ala ante la opinión pública internacional.
No caeré en el error de señalar con dedo flamígero al actual gobierno como el único responsable, porque muchos de estos problemas ya se vení