La primera reunión en Suiza entre Junts y el PSOE a la vuelta de vacaciones fue mal para los intereses socialistas. Carles Puigdemont lo había hablado con su núcleo de confianza y así lo dejó claro a sus interlocutores socialistas, encabezados por José Luis Rodríguez Zapatero: sus siete diputados en Madrid votarían a partir de entonces en contra, o como mucho se abstendrían, ante cualquier iniciativa parlamentaria del Gobierno de Pedro Sánchez, fuera la que fuese.
El curso había acabado en julio con el encarcelamiento de Santos Cerdán, que provocó que Junts se distanciara (sin romper) del Ejecutivo y, por ejemplo, pidiera que se dejara para septiembre la votación de las enmiendas a la totalidad de la ley que rebaja la jornada laboral. Pero la principal preocupación para Puigdemont era la