El desfile militar chino que fue tema de conversación en todo el mundo la semana pasada fue más que una simple exhibición. Fue una declaración de que el líder chino Xi Jinping se ve a sí mismo en una carrera contra el tiempo para asegurar su lugar en la historia.
Para Xi, que acaba de cumplir 72 años, la unificación con Taiwán no es solo un objetivo político, sino la joya de la corona que lo elevaría por encima de Mao Zedong y consolidaría su reputación como el líder más grande de la historia moderna de China.
El momento y la puesta en escena del desfile subrayaron esta urgencia, una demostración de poder ante una audiencia de líderes extranjeros y cámaras en un evento conmemorativo de gran importancia en Pekín.
Mao, fundador de la República Popular China, unificó el país bajo