
Aragón ha dado un giro en su modelo turístico en apenas un año. Lo que hasta hace poco era terreno casi exclusivo del turismo rural, este verano lo han copado los apartamentos turísticos. En julio, los pisos vacacionales sumaron casi 107.000 pernoctaciones, muy por encima de las 79.800 registradas en casas rurales. El vuelco es significativo: en las mismas fechas de 2024 la relación era justo la contraria. El fenómeno tiene un claro protagonista: Teruel. Allí las estancias en apartamentos turísticos se han triplicado en un año, impulsadas sobre todo por el visitante extranjero. En 2024 apenas se contabilizaban 1.500 noches de turistas de fuera de nuestras fronteras en este tipo de alojamiento; en 2025 ya superan las 25.000. El turismo rural, en cambio, apenas se ha movido.
En Huesca y Zaragoza la tendencia es parecida, aunque más suave. Los pisos turísticos crecen, mientras que el turismo rural retrocede, especialmente en la provincia zaragozana, que pierde tanto viajeros nacionales como internacionales. Este vuelco convierte a Aragón en una excepción en el mapa español. Mientras comunidades como Extremadura, Andalucía o Murcia viven un verano de crecimiento del turismo rural —con subidas de hasta el 20%—, la comunidad aragonesa se descuelga y pierde visitantes en este segmento. En cambio, lidera el auge de los apartamentos: es la segunda autonomía que más crece en esta modalidad, solo por detrás de Navarra.
Los números confirman el cambio. En julio de 2025, Aragón registró 79.844 pernoctaciones en alojamientos rurales, un descenso del 3,2% respecto al mismo mes del año anterior. Las caídas más pronunciadas se dieron en Zaragoza (-11,1%) y Huesca (-4,1%), mientras que Teruel resistió con un leve aumento del 3,3%. “Los pisos turísticos no cumplen los criterios patrimoniales ni de autenticidad que se exigen a una casa rural”, advierte Pedro Carreño, presidente de la Asociación Española de Turismo Rural (ASETUR). “Muchas viviendas que podrían ser casas rurales se reconvierten en apartamentos turísticos porque es más fácil y rentable”, añade.
Cambio de perfil
Los datos de la encuesta de ocupación en alojamientos de turismo rural confirman también un cambio en el perfil del visitante. En los apartamentos turísticos aragoneses crecen tanto los viajeros nacionales como los internacionales, aunque son estos últimos los que marcan la diferencia. En el turismo rural ocurre justo lo contrario: descienden los españoles y retroceden ligeramente los extranjeros. Entre los residentes en España, el turismo rural aragonés perdió un 3,8% de pernoctaciones, frente a un alza del 9,3% en apartamentos. Entre los extranjeros, el retroceso en casas rurales fue del 0,7%, mientras que en apartamentos se dispararon un 229%, con especial incidencia en Teruel, donde las reservas de visitantes internacionales se multiplicaron por 17 en un año.
El resultado es que, por primera vez, los pueblos aragoneses atraen más al turista internacional que busca independencia en un piso vacacional que al viajero nacional que tradicionalmente se alojaba en una casa rural.
El vuelco preocupa al sector. El presidente de la Asociación Española de Turismo Rural (ASETUR), Pedro Carreño, advierte de que “los pisos turísticos no adquieren la calificación de casa rural, porque no están recogidos en ninguno de los formatos de protección patrimonial que establece el organismo de Patrimonio”.
Carreño denuncia que “hay viviendas que se levantan no con la intención de que unos turistas se beneficien de la paz del campo sino para dar alojamiento a personas que buscan un lugar donde organizar fiestas”. Y alerta de que “están haciendo un daño tremendo porque hay viviendas que podrían ser casa rural, pero les es más fácil obtener la licencia como turismo vacacional”. A su juicio, detrás de este auge están sobre todo grandes empresas que han visto una oportunidad de negocio, y no pequeños emprendedores locales.