La historia de Deivy Alemán Oropesa, cubano residente en Miami desde hace siete años refleja uno de los dilemas más dolorosos del sistema migratorio estadounidense: la separación forzosa de familias. A pesar de estar casado con una ciudadana estadounidense, Yisel Miguel Sarduy, y ser padre de una niña de apenas dos años con una grave condición cardíaca, Alemán se vio obligado a abandonar el país tras recibir una orden de salida voluntaria de ICE.
Antes de partir, resumió su situación en una frase que revela la contradicción del proceso: “Es una salida voluntaria, pero en contra de mi voluntad”.
La salud de la hija, un factor ignorado
La pequeña Keira ha sido sometida a varias cirugías a corazón abierto y requiere atención médica constante en hospitales de Miami. La madre se ha dedicado