La reciente decisión del gobierno mexicano de elevar los aranceles a mil 463 clasificaciones de productos vinculados a 17 sectores estratégicos representa un giro de relevancia estructural en la política comercial del país.

En particular, el incremento a la importación de vehículos de hasta 50 por ciento y de autopartes de entre 10 y 50 por ciento constituye una oportunidad de reordenar el tablero productivo, reducir la dependencia tecnológica y fortalecer el mercado interno.

México ha sido, por décadas, actor clave en la industria automotriz global, pero principalmente como ensamblador para cadenas de suministro norteamericanas. Ahora se abre una ventana de oportunidad para dar un paso adicional: aspirar a consolidarse como centro industrial de mayor valor agregado, con procesos que tra

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