Muchas personas eligen año tras año la misma combinación de números al participar en la lotería . Esta práctica se repite por motivos familiares, emocionales o por simples creencias en la suerte, aunque las probabilidades matemáticas siguen siendo las mismas en cada sorteo.

Expertos en matemáticas y psicología coinciden en que la constancia no incrementa las opciones de obtener un premio.

Quienes mantienen este hábito suelen justificarlo en la tradición o en el temor a perder la oportunidad si el número resultara premiado en el futuro . “Mi familia y yo siempre compramos el mismo con la esperanza de que nos toque. Es una tradición y si algún día no lo comparamos y toca, sería una gran decepción”, declaró a La Vanguardia Mark Sánchez, un jugador que repite invariablemente su número.

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