Por Vincenzo Caruso
Estados Unidos repite el libreto gastado de acusar a Venezuela de “narcotraficante”. La paradoja es grotesca: en nuestro país no se produce ni un gramo de cocaína, y todos lo saben, incluso los mismos que redactan los informes en Washington. Sin embargo, cada semana aparece un nuevo operativo, un nuevo barco volado, una nueva foto de pescadores humildes reducidos a cenizas sin juicio previo ni pruebas presentadas. No hay tribunal, no hay proceso: solo un misil y la pena de muerte automática en altamar.
Este patrón ya es demasiado claro: no se captura, se destruye y se inventa luego una narrativa. No se trata de justicia, sino de espectáculo. Barcos hundidos, civiles muertos y titulares sensacionalistas que se fabrican para alimentar el mito de que Venezuela amenaza al