Vamos a morir todos. La muerte de los feos está escrita desde antes de nacer, pero es una ordinariez que se mueran los guapos. Ya lo pensé cuando Alain Delon, pero lo de Robert Redford no tiene perdón de Dios. Cuando era un chiquillo, Redford era más que un hombre, era la reencarnación de todos los hombres a los que deseaban las mujeres. Si me permiten la licencia, era como lo que es hoy Brad Pitt: un paradigma. Solo que en aquel tiempo había más feos triunfantes, bueno, había más feos en general porque ahora hay mucho rechazo de los cuerpos normativos, pero el que no marca abdominales no sale en la foto. En los años de gloria de Robert Redford no existía el six-pack y los hombres lucían pelo en el pecho. Todos hemos querido ser en algún momento Robert Redford, Paul Newman o Steve McQueen.
El guapo

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