En el majestuoso Castillo de Windsor, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue recibido con toda la pompa de una visita de Estado. Pasó revista a la Guardia de Honor, en una escena cargada de simbolismo diplomático, donde la tradición británica se encontró con la política internacional.
Mientras tanto, en Gaza, la realidad era muy distinta. Un grupo de palestinos desplazados huía del norte del territorio, subidos a un camión que transportaba sus pertenencias. Sus rostros reflejaban el cansancio y la incertidumbre, en medio de una operación militar que los obligó a abandonar sus hogares.
En Bolivia, los muros de la cárcel de San Pedro fueron testigos de un motín. Los reclusos, desesperados, exigían el pago de las pensiones alimenticias diarias que les adeuda la Gobernación regio