(Enviado especial a Londres, Reino Unido) Donald Trump, ex presidente de Estados Unidos, se reunió con el primer ministro británico, Keir Starmer, en Windsor, donde compartió su visión sobre temas globales sin eufemismos. Esta reunión se produce en un momento crucial, a pocas semanas de las elecciones presidenciales en EE.UU. Starmer, a pesar de su afiliación laborista, buscó este encuentro, dejando de lado a Kamala Harris, quien no participó en la campaña con él.
Durante casi una hora, Trump y Starmer discutieron varios temas, incluyendo los aranceles impuestos por EE.UU. a las importaciones británicas, la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza. Trump defendió su política de aranceles, argumentando que la producción de acero y aluminio es vital para la seguridad nacional. Actualmente, el aluminio y el acero británicos enfrentan un arancel del 25%, una excepción a la norma general del 50%. Starmer intentó negociar una reducción de este arancel, pero Trump se mostró firme en su negativa.
En el ámbito internacional, la situación en Gaza también fue un punto de tensión. Trump expresó su descontento con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tras un ataque a líderes de Hamas en Doha, donde se encontraban negociando un acuerdo con Israel. A pesar de su malestar, Trump reafirmó su apoyo a Israel en la guerra contra Hamas.
Además, Trump dejó claro su desacuerdo con Starmer sobre el reconocimiento de Palestina como Estado. Argumentó que esta postura beneficiaría a Hamas, responsable del ataque terrorista del 7 de octubre. Starmer, por su parte, defendió su intención de buscar una solución al conflicto en Gaza, asegurando que no busca fortalecer a la organización terrorista.
Este intercambio de ideas entre Trump y Starmer refleja las complejidades de la política internacional actual y las diferentes posturas sobre cómo abordar los conflictos en el Medio Oriente.