Olga Hirata Ciudad de México / 19.09.2025 11:29:00

La ciudad despertaba como cualquier jueves. O al menos eso parecía. El reloj marcaba las 7:19 de la mañana del 19 de septiembre de 1985 cuando un rugido profundo, de entrañas, irrumpió en el silencio cotidiano. No fue un sonido cualquiera: era la tierra desgarrando su voz, un lamento que se sintió en los huesos antes de escucharse en los oídos.

Un terremoto de magnitud 8.1 quebró de golpe la calma del Distrito Federal. En segundos, las avenidas se llenaron de polvo, los edificios se doblaron como papel, los cristales estallaron en un coro siniestro y la ciudad entera se volvió un tablero de ruinas.

Enrique Burak , de apenas 21 años, estudiante y colaborador de Televisa, pensó en un inicio que era "otro temblor más", la rutina

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