El riesgo país de Argentina ha alcanzado niveles alarmantes, situándose en 1.496 puntos, lo que lo convierte en el segundo más alto de América Latina, solo superado por Venezuela. Esta cifra refleja la creciente incertidumbre política y económica en el país, superando a Bolivia, que se encuentra en 1.336 puntos. El Índice de Bonos de Mercado Emergentes (EMBI), medido por JP Morgan, es un indicador clave que influye en la confianza de los inversores sobre la capacidad del país para cumplir con sus compromisos financieros.
El aumento del riesgo país está vinculado a varios factores, incluyendo la falta de acceso a los mercados de deuda, la presión cambiaria y la fragilidad de las reservas del Banco Central. Actualmente, las reservas internacionales se sitúan en aproximadamente 39.777 millones de dólares, lo que ha llevado al Banco Central a intervenir para mantener el tipo de cambio en 1.474,83 pesos por dólar.
La situación se complica aún más por las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la capacidad del gobierno para implementar ajustes fiscales sin agravar la recesión. A pesar de un breve periodo de mejora en 2023 y 2024, donde el riesgo país había tocado un mínimo de 546 puntos, la tendencia actual es preocupante.
La última emisión de deuda soberana por parte de Argentina ocurrió en 2018, durante la presidencia de Mauricio Macri. Desde entonces, el país ha tenido que reestructurar su pasivo externo en 2020, lo que dio origen a los Bonares y Globales que se negocian en el mercado secundario. En la actualidad, los bonos en dólares han caído a valores cercanos a 50 dólares, lo que ha elevado los rendimientos a un promedio del 18% anual en dólares, con picos del 22% en los bonos Globales 2029.
Desde el gobierno de Javier Milei, se ha negado cualquier riesgo de incumplimiento. El ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que el país "va a honrar todas las deudas, como lo viene haciendo desde que asumió, aún con muchos menos recursos que ahora". Sin embargo, la fragilidad de las reservas internacionales y la intervención del Banco Central han generado dudas entre los operadores del mercado. El vocero presidencial, Manuel Adorni, ha desestimado la alarma, afirmando que "el programa económico es consistente" y que están preparados para evitar problemas dentro de la banda de flotación.