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TOKIO.- La velocista estadounidense Melissa Jefferson-Wooden es dueña de una medalla de oro de un Mundial de atletismo. De hecho, tiene dos.
Su mayor victoria podría ser que su padre, Melvin, estuvo presente en Tokio para verla.
La nueva estrella del sprint donó células madre de su médula ósea hace siete años, cuando tenía 17. Fue para ayudar a su padre a superar una enfermedad potencialmente mortal en la que la médula no produce suficientes glóbulos blancos para enriquecer el sistema inmunológico.
Después de ganar los 200 metros el viernes para convertirse en la primera mujer estadounidense en completar el doblete de velocidad en los mundiales, reflexionó sobre una decisión que cambió su vida y salvó la de su padre.
“No lo hice solo porque él era mi papá, sin