
NUEVA YORK (AP) — Cientos de activistas marcharon por Park Avenue y se dirigieron hacia Billionaires Row en dirección a la Torre Trump en Nueva York el sábado para “Hacer que los Multimillonarios Paguen”, exigiendo justicia climática, democracia, libertad de expresión, igualdad de género, un alto a la represión migratoria de Trump y un alto el fuego en Gaza.
Sus pancartas y razones para salir a las calles eran diversas, pero muchos dijeron que la marcha destacaba un tema común detrás de los problemas por los que abogaban: que una pequeña clase élite de ricos y poderosos prioriza consistentemente las ganancias sobre la vida de las personas.
“No los veo como movimientos. No los veo como organizaciones. Solo veo humanidad. Todos estamos en esta Tierra. Esta es nuestra madre”, dijo Mahaishuwea, cuyo nombre significa Mujer Águila en el idioma de la tribu Hidatsa, que se encuentra en Dakota del Norte.
Mientras los manifestantes se reunían, ella habló sobre sus experiencias personales al crecer en la reserva india de Fort Berthold, donde sobrevivió al cáncer. De pie frente a la sede de la empresa de gestión de inversiones Blackstone, conectó la violenta historia de colonización y extracción de recursos en tierras indígenas con la codicia actual de los poderosos. “Tienen una enfermedad”, expresó.
Se han planeado manifestaciones en todo el mundo esta semana previo a la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Semana del Clima de Nueva York. A pesar de años de conferencias internacionales, negociaciones y tratados, los países siguen aumentando sus emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que calientan el planeta, alimentando eventos climáticos extremos más frecuentes e intensos. 2024 fue el año más caluroso registrado, y la administración Trump ha estado trabajando para revertir reglas ambientales fundamentales. Esto ha despejado el camino para que las industrias del petróleo y el carbón contaminen más mientras presentan más obstáculos para el desarrollo de energía eólica y solar.
Tamika Middleton, directora general de la Marcha de las Mujeres, dijo que aunque a veces puede ser un desafío reunir a personas apasionadas por diferentes causas, este año las intersecciones entre ellas se sintieron más claras. “La crisis climática, las luchas económicas y las luchas de los inmigrantes son realmente una gran lucha”, manifestó.
La multitud se extendió por más de cuatro cuadras de la ciudad y pasó por tiendas de lujo como Louis Vuitton, Bergdorf Goodman y Tiffany & Co. Algunos llevaban enormes marionetas de papel maché de Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg. Varios agarraron los bordes de una “factura de contaminadores climáticos” de 160 pies que denunciaba los daños económicos causados por eventos climáticos extremos empeorados por las emisiones de carbono de las principales empresas contaminantes.
Otros se vistieron como la Estatua de la Libertad, hicieron sonar cencerros y ondearon banderas de la princesa Leia de la Guerra de las Galaxias o portaban carteles escritos con rotulador y pintura. Uno simplemente decía: “Liberen a Kimmel”.
Tatiana Cruz fue una de las personas que sostenía la marioneta de Elon Musk. “Cómanse a los ricos, ese es el mensaje principal”, dijo, sonriendo. Pero también explicó que este era su primer año protestando activamente más después de que dos de sus amigos fueron deportados tras ser detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Desde entonces, se ha involucrado más en movimientos por los derechos de los migrantes, la liberación palestina y la lucha contra el cambio climático.
“El monstruo de arriba es similar en muchos escenarios diferentes”, comentó.
Julia Donahue-Wait llegó desde el sur del Bronx con un grupo de familias que habían comenzado a organizarse juntas y también describió las muchas causas presentes en la marcha como interconectadas. Su hija de 6 años, Eurydice, ha crecido en las líneas de protesta y ayudó con la pintura de carteles. Detrás de ella, otro manifestante sostenía un cartel: “Nuestro trabajo es amor”, decía.
“Son todas personas sin poder recuperándolo”, señaló Donahue-Wait. “Lo que les decimos a los niños es que tenemos seguridad y necesitamos defender a las personas que no tienen seguridad”.
Mahaishuwea dijo que aunque muchas personas tienen miedo, pensó que era importante presentarse.
Su hija de 12 años está en casa. Pero quiere enseñarle a las futuras generaciones a alzar la voz y “mostrar a la gente que no tenemos miedo”, afirmó.
Al final de la marcha, los manifestantes guardaron unos minutos de silencio y se sentaron frente al Trump International Hotel and Tower.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.