Cierto es que algo ya había visto por la tele, cuando entre una cabezada y otra seguía . Que, por cierto, para interseccionalidad jodida la nuestra: andaluces y aficionados al ciclismo... ¿qué pasa con la siesta? Lo dicho, pero como Santo Tomás soy de los que si no lo veo no lo creo, hasta que no me topé el pasado fin de semana, tomando unas copas en el gaditano barrio de El Pópulo, con una bandera arcoíris junto a una enseña palestina colgando de una fachada de piedra ostionera, no reparé en ello. «¡Quia!» , pensé. Y como a la mañana siguiente, atontado por la resaca, no daba crédito, decidí volver al lugar de los hechos, no fuera que los mojitos de regaliz macerado en ron añejo me hubiesen jugado una mala pasada y solo estuviese ante un domicilio habitado por un matrimonio riojano-ex
LGTBI, feministas y propalestinos o cómo hacerse una empanada mental

83