Aunque no aparece en los textos clásicos de Plutarco o Suetonio, la famosa frase atribuida a Julio César nos deja entrever su mente estratégica y despiadada. ¿Cómo podía "amar" la traición y al mismo tiempo "odiar" a quien la ejecutaba?

Este enigma refleja una visión del poder que mezcla pragmatismo y crueldad.

La traición como arma secreta

César entendía que la traición no era un simple acto moral, sino una herramienta que podía usarse para derribar enemigos y fortalecer su posición.

"Amo la traición" no significa un gusto por la traición en sí, sino por su efectividad en la guerra política. Para él, la traición era un juego, y él quería siempre ganar.

Odiar al traidor: la paranoia del poder

Pero una vez usada, la traición debía ser castigada. "Odio al traidor" revela la descon

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