En un movimiento que rompe con décadas de política exterior en Occidente, Reino Unido, Canadá y Australia anunciaron este domingo el reconocimiento formal del Estado palestino. El gesto, cargado de simbolismo, marca un giro en la postura diplomática tradicional hacia el conflicto en Medio Oriente, históricamente condicionada a un acuerdo directo con Israel.
El primer golpe de timón vino desde Ottawa. Mark Carney, primer ministro canadiense, se convirtió en el primer líder del G7 en dar el paso, publicando en redes sociales una declaración contundente contra el actual gobierno israelí. "Está trabajando metódicamente para prevenir que la perspectiva de un Estado palestino sea jamás establecida", denunció. Y fue más allá: "Su asalto sostenido en Gaza ha matado a decenas de miles de civiles,