Pocas cosas resultan tan frustrantes como abrir el lavavajillas y descubrir que las tazas tienen un charco de agua en su base cóncava. Este pequeño inconveniente obliga a secarlas a mano, reduce la comodidad y rompe la promesa de que la máquina haga todo por nosotros.

Quienes se enfrentan a este problema suelen probar distintos trucos caseros, aunque rara vez dan el resultado esperado. Sin embargo, existe un método muy sencillo, rápido y recomendado incluso por fabricantes de electrodomésticos —como Siemens , que lo incluye en sus guías oficiales— que sí funciona: aprovechar la inclinación de la bandeja superior.

La idea es simple pero efectiva: con un pequeño gesto al colocar las tazas, el agua deja de acumularse en la base y se escurre de manera natural durante el ciclo de secado

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