Hay golosinas que parecen haber existido desde siempre en los quioscos argentinos. Desde el crocante de una Rhodesia hasta el sabor único de un Mantecol, estos dulces son mucho más que un simple bocado; son cápsulas del tiempo que transportan a la infancia. Por algo son las golosinas más famosas de Argentina .
Su permanencia en el mercado, a pesar de los cambios en los hábitos de consumo y la competencia global, es un testimonio de su arraigado lugar en la cultura popular del país. La historia detrás de estas golosinas, que se han convertido en verdaderos clásicos, revela un legado de innovación, tradición e inmigración.
Muchas de estas golosinas icónicas nacieron del ingenio de inmigrantes que encontraron en Argentina un lugar para recrear y adaptar recetas de sus países de orige