Los gobiernos de la Cuarta Transformación han estigmatizado a ciertas industrias bajo el argumento de que sus productos o procesos atentan contra el beneficio público que aseguran defender. Esto les ha permitido justificar medidas como acotar la actividad minera y prohibir el uso de fertilizantes por sus efectos en el medio ambiente o para imponer impuestos especiales a productos responsabilizados de dañar la salud o atentar contra la seguridad o la cohesión social de los mexicanos.

Este proceso de estigmatización, con el que el gobierno alimenta la impresión de que los productos y actividades de la industria generan consecuencias contrarias a los valores y expectativas de la sociedad, ha sido muy efectivo. Ha dejado a las empresas con pocos recursos para convencer a legisladores y funcio

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