Las derrotas parlamentarias se suceden con una cansina monotonía. Han sido muchas y vendrán más. La firme resistencia de Sánchez no es ningún mérito. No cabe atribuirle ningún atributo heroico, es solo la expresión de su apego al cargo. La mentira se utiliza como un instrumento de acción política con absoluta normalidad y nunca se asume ninguna responsabilidad. El término dimisión ha desaparecido. No importa el escándalo o el error que afecte al sanchismo, porque la izquierda política y mediática aplaude con fervor al líder. Hemos llegado al extremo de que los ministros le trasladan su solidaridad y ánimo ante el juicio a su hermano. Es un comportamiento más propio de Corea del Norte que de una democracia europea. En este caso sí consideran que los jueces hacen política utilizando a un ino
La inexorable agonía del sanchismo

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