El pan duro, ese que suele quedar olvidado en la cocina y termina en la basura, puede transformarse en un aliado inesperado para el cuidado de las plantas. Más allá de ser un simple residuo, distintas investigaciones y la experiencia en huertos urbanos coinciden en que su aporte al suelo mejora la humedad y hasta ayuda a mantener a raya ciertas plagas.

Cuando el pan se incorpora a la tierra comienza un proceso de descomposición que lo convierte en materia orgánica disponible para bacterias, hongos y lombrices. Estos organismos, al alimentarse, dinamizan la estructura del suelo y liberan nutrientes de manera gradual que benefician a la planta.

Retención de humedad y defensa contra plagas

La capacidad del pan de retener agua es otro de sus puntos fuertes, ya que actúa como una especie d

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