En fondos oceánicos, donde la luz apenas llega, habita un animal de cuerpo alargado y textura suave: el pepino de mar . Aunque no se parece a un vegetal, su nombre alude a esa forma oblonga y su apariencia poco convencional. Sólo quienes exploran arrecifes o sedimentos la conocen bien.
En mercados de Asia y Medio Oriente, aparecen secos o preparados como ingrediente tradicional. Su sabor no es un atractivo inmediato , pero su potencial nutritivo sugiere un interés que va más allá del paladar. A menudo se lo ve en caldos, guisos o en polvo para mezclas funcionales.
Las comunidades costeras que lo recolectan hablan de efectos energéticos, cicatrizantes o reconfortantes tras su consumo . Esa reputación popular ha impulsado a científicos a analizarlo con herramientas modernas: extracto