San Nicolás.- Hay noches en el Estadio Universitario que se quedan tatuadas en la memoria. Una de ellas llegó en el Verano 2001, cuando Tigres le pasó por encima al Atlas con un 3-0 redondo que hizo vibrar al " Volcán " y reafirmó la mística de casa. Bajo un ambiente encendido y tribunas a reventar, los felinos jugaron con determinación, intensidad y esa convicción que transforma cada pelota dividida en una ovación.
Desde el arranque, Tigres impuso condiciones: presión alta, posesión paciente y estocadas por los costados. El plan encontró recompensa con tres nombres que todavía despiertan sonrisas entre la afición: Mauricio Gallaga, Jorge Santillana y Eduardo Lillingston . El primero abrió el camino con una definición a la medida del momento; el segundo amplió la ventaj