Hace un año, cuando tocaba a su fin el invierno austral, el presidente argentino Javier Milei festejaba: la inflación había caído del 25,5 por ciento mensual al iniciar su mandato en diciembre de 2023 a menos del 5 por ciento en agosto; la devaluación del peso frente al dólar había frenado y el consumo de los hogares se recuperaba, mientras el mundo veía con optimismo a Argentina, cuyo riesgo país –diferencial de intereses de los bonos argentinos sobre los del tesoro estadounidense– se reducía de 2.500 puntos a 500 en apenas seis meses.

Esos logros están en grave peligro. E n un ambiente político cargado por las derrotas del Presidente en el Congreso y en las elecciones de la provincia de Buenos Aires, el 7 de septiembre, donde el peronismo opositor obtuvo 47 por ciento contra apenas 33 p

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