CDMX.- Don Algón, salaz ejecutivo, gustaba de hacerse acompañar por damiselas más jóvenes que él. Invitó a cenar a una y le dijo: «Estoy consciente, señorita Dulcibel, de que carezco de sex appeal. Pero quiero que sepa que tengo bastante cheque appeal». Timidio, empleado de oficina, se sintió mal en el trabajo y buscó a su jefe a fin de obtener su autorización para irse a su casa. La secretaria le informó que el señor había salido. Así, Timidio se fue sin permiso. Ya después le explicaría al jefe aquella ausencia. ¡Cuál no sería su sorpresa -frase inédita- cuando al llegar a su casa sorprendió a su esposa en brazos del tal jefe! Antes de que Timidio pudiera articular palabra le dijo alegremente la señora: «¡Ándale, Tim! ¡Aprovecha para pedirle un aumento de sueldo!». Hay elogios fúnebres p

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