En medio de un contexto económico marcado por inflación, deudas familiares y pérdida de poder adquisitivo, la pregunta es inevitable: ¿cómo proteger lo poco o mucho que tenemos? La respuesta puede estar en una figura jurídica tan sencilla como desconocida: el patrimonio de familia.

Se trata de una institución del derecho civil que permite destinar un inmueble, generalmente la vivienda familiar, a garantizar techo y seguridad para los integrantes del hogar. La gran ventaja es que ese bien queda protegido contra embargos, deudas o gravámenes. Dicho de otra manera: se blinda el hogar frente a la incertidumbre.

La finalidad es clara: asegurar un mínimo vital de estabilidad. Pase lo que pase en lo económico o legal, la familia conserva su casa, el menaje de casa, el vehículo familiar y sus

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