Las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 e incluso los cuadros de depresión podrían tener un enemigo común oculto en un gesto tan cotidiano como olvidarse de beber agua. Más allá de la simple sed, un estado de deshidratación crónica parece desencadenar una respuesta de estrés desproporcionada en el organismo, lo que supone un mayor riesgo de desarrollar patologías de diversa índole y pone de manifiesto la importancia de una correcta hidratación para la salud general.
De hecho, esta es la principal conclusión de un estudio reciente llevado a cabo en el Reino Unido por investigadores de la Universidad John Moores de Liverpool. El trabajo científico establece por primera vez una conexión directa e inesperada entre la ingesta de líquidos y la capacidad del cuerpo para gestionar la t