Por Jesús Madrid

La violencia en nuestro país no da tregua, contaminando ciudades, comunidades, y hasta los espacios que parecían más seguros. Lo que hace unos años era noticia aislada, hoy es la tragedia cotidiana de muchas familias que despiertan sin certezas y con temor.

En Oaxaca hemos visto ese rostro cruel del crimen con hechos espantosos: recientemente en Santiago Jamiltepec, un hermano de una ex presidenta municipal fue ejecutado a plena luz del día en lo que parece una emboscada. Y más recientemente, en San Pedro El Alto, Pochutla, asesinaron al síndico municipal y a su esposa dentro de su propio hogar, dejando una herida profunda en aquella comunidad.

¿Qué mensaje envía esto, sino que nadie está a salvo? Ya no es solo el “otro lado” del país lo que padece la inseguridad, es nu

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