
En realidad, la NASA en Estados Unidos nunca ha confirmado la llegada de un apagón global en todo el globo. Lo que sí ha hecho, junto con la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), es advertir que la actividad solar puede tener consecuencias en nuestro planeta y que es fundamental vigilar y anticipar esos fenómenos. Los centros meteorológicos espaciales (como el NOAA Space Weather Prediction Center) emiten pronósticos a uno o tres días de antelación sobre probabilidades de tormentas.
En estos momentos, el nivel de actividad solar está elevado (por estar cerca del pico del ciclo), lo que incrementa la probabilidad de tormentas en cualquier momento, pero no garantiza que sean severas y provoquen un apagón, según la NASA.
¿Qué es una tormenta solar?
El Sol es una gigantesca máquina de energía que lanza partículas cargadas al espacio de manera constante, lo que se conoce como viento solar. Cuando el Sol experimenta explosiones más intensas —llamadas fulguraciones o eyecciones de masa coronal— esas partículas viajan a gran velocidad hacia la Tierra.
Al chocar con el campo magnético terrestre pueden generar fenómenos espectaculares como las auroras boreales, pero también provocar problemas técnicos: interferencias en comunicaciones, fallos en sistemas GPS, alteraciones en los satélites o incluso daños en redes eléctricas.
Los antecedentes históricos: Quebec
El 13 de marzo de 1989 , una intensa tormenta geomagnética —provocada por una gran eyección de masa coronal del Sol— golpeó la Tierra. El fenómeno fue tan fuerte que alteró el campo magnético terrestre y generó corrientes eléctricas en la superficie del planeta. En la provincia canadiense de Quebec , esas corrientes geomagnéticas se infiltraron en la red de transmisión de Hydro-Québec , sobrecargándola y provocando un apagón total que dejó a seis millones de personas sin electricidad durante más de nueve horas en pleno invierno:
-
Escuelas, negocios y transportes quedaron paralizados.
-
Miles de personas tuvieron que refugiarse en casas de familiares o lugares públicos con calefacción, ya que la temperatura exterior rondaba los -15 °C .
-
El apagón también afectó a parte de Estados Unidos, donde se registraron anomalías en sistemas eléctricos y de comunicaciones.
El caso de Quebec demostró a la NASA lo vulnerables que pueden ser las redes modernas ante fenómenos de meteorología espacial y producirse un apagón . Desde entonces, tanto en Canadá como en otros países se han introducido sistemas de protección y protocolos de emergencia para evitar que un evento similar vuelva a causar un apagón a gran escala.
No es ciencia ficción. Existen antecedentes reales de tormentas solares con impacto en infraestructuras. El más citado es el apagón en Quebec (Canadá) en 1989, donde nueve horas de oscuridad se debieron a una fuerte tormenta geomagnética. Más atrás en el tiempo, en 1859, ocurrió el llamado Evento Carrington, la tormenta solar más poderosa registrada , que interrumpió el incipiente sistema de telégrafos de la época.
Más recientemente, en 2024, una tormenta bautizada como Super Gannon provocó fallos en los sistemas GPS de Estados Unidos , lo que afectó a la agricultura mecanizada y causó pérdidas millonarias.
¿Qué dicen la NASA y la NOAA?
La NASA y NOAA son claras ante un posible apagón global: no se puede descartar que una gran tormenta solar cause interrupciones serias, pero eso no significa que esté previsto un apagón global inmediato.
De hecho, la misión SWFO-L1, lanzada recientemente, está diseñada para situarse en un punto estratégico del espacio —el Punto de Lagrange 1 , entre la Tierra y el Sol — desde donde podrá detectar en tiempo real lo que ocurre en el viento solar antes de que llegue a nuestro planeta. Esto permitirá emitir alertas con suficiente antelación para proteger satélites, redes eléctricas o incluso astronautas en misiones espaciales.
La NOAA lo compara con los pronósticos meteorológicos que recibimos a diario en la Tierra: así como se advierte de huracanes o tormentas, también es posible anticipar fenómenos de “meteorología espacial”.
¿Habrá un apagón mundial?
Los expertos insisten en que es un escenario poco probable, aunque no imposible. La infraestructura eléctrica actual es mucho más robusta y está mejor protegida que hace décadas, y la red internacional de observación solar mejora cada año. Además, agencias espaciales de todo el mundo trabajan en conjunto para monitorear la actividad solar de forma constante.
Lo que sí es cierto es que el Sol atraviesa ciclos de mayor y menor actividad cada 11 años, y ahora mismo nos encontramos cerca del máximo de un nuevo ciclo. Esto significa que las tormentas solares pueden ser más frecuentes e intensas en los próximos años, pero no equivale a un “apagón planetario inevitable”.
Entre la ciencia y el alarmismo
La diferencia entre una advertencia científica y un rumor viral está en el matiz. La NASA no anuncia catástrofes inminentes, sino que invierte en misiones y tecnologías para comprender mejor el Sol y protegernos de sus efectos.
En definitiva, aunque las tormentas solares son un fenómeno real y con consecuencias potencialmente graves, no hay ninguna confirmación oficial de que se aproxime un apagón global. Más bien, lo que hay es un esfuerzo internacional creciente para predecir, prevenir y minimizar los riesgos de la meteorología espacial.