Una veintena de payasos y algunos actores asaltan un autobús de línea con aires muy vintage identificado con el número 47 en la estación del Nord de Barcelona sobre las diez y media de la mañana, en el 47.º aniversario de tan histórico acontecimiento desde hace poco tiempo de película.
Y más de uno no puede evitar preguntarse en voz baja por qué diantres se detienen en Ciutat Meridiana, por qué demonios no dejan atrás el barrio de Torre Baró, las montañas y la ciudad y se empequeñecen en el horizonte hasta desaparecer. ¿Carretera y manta? En estas fechas siempre se multiplican las ganas de hacerse acróbata itinerante y escapar de las ataduras cotidianas. De repente, aunque sea por un momento, no parece un despropósito.
De ahí el carácter ansiolítico de las fiestas de la Mercè entre tan