Cd. de México.- Para Manuel, el día no empieza con el sol, sino con un dato. Antes de ponerse los anteojos, revisa el celular y escanea el sensor, adherido a su brazo, que mide su nivel de glucosa en sangre. Vive con diabetes tipo 2 desde hace 36 años.

Este ritual tecnológico dicta sus siguientes pasos: qué desayunar, cuánta insulina aplicarse, cómo enfrentar la jornada. Esta rutina está a un mundo de distancia de sus inicios.

Recuerda una época de glucómetros con tiras reactivas que, además de costosas, tardaban eones en dar un resultado. El automonitoreo, uno de los pilares del control de la glucosa, era entonces un lujo inaccesible. Hoy, la tecnología se ha democratizado.

Claro, el avance tiene sus matices. Aunque usa el sistema de monitoreo continuo de glucosa, Manuel no deja de p

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