Según la sentencia de 26 de noviembre de 2024 , la inquilina devolvió en mayo un recibo de 895,71 euros , de los que 562,13 euros correspondían a un consumo de agua veinte veces superior al importe habitual.

El casero consideró que ese impago justificaba la resolución del contrato, mientras que la inquilina alegó que nunca dejó de querer pagar , sino que pidió explicaciones por la factura y un número de cuenta para transferir el dinero, sin recibir respuesta del propietario.

En primera instancia, el Juzgado de Madrid nº 18 desestimó la demanda de desahucio , entendiendo que existía voluntad real de pago; sin embargo, la Audiencia Provincial de Madrid revocó el fallo argumentando que la discrepancia de la inquilina con la factura del agua no la eximía de pagar .

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