Predecir la economía es complicado en tiempos normales; en épocas de alta volatilidad, se vuelve casi imposible hacerlo sin equivocarse.

Los modelos afinan supuestos, los consensos se ajustan y los analistas corren los escenarios; aun así, la realidad suele tomar atajos.

Esta semana tuvimos una paradoja ilustrativa: mientras dos organismos multilaterales revisaron al alza sus estimaciones para México en 2025, el INEGI divulgó cifras que dibujan un ritmo más débil de lo cabría esperar dadas esas revisiones.

El Fondo Monetario Internacional, que había ubicado el crecimiento de 2025 en 0.2 por ciento, lo elevó a 1.0 por ciento tras su revisión derivada del Artículo IV.

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Por su parte, la OCDE, que anticipaba 0.4 por ciento, actualizó su cálculo a

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