Por Isaías Peña Gutiérrez.
Sin dudas, el mundo poético de Alejandro García Gómez, el que ha quedado compendiado en esta antología titulada por su autor, con mucho acierto, Viento, no me olvides , se circunscribe y remite a dos grandes esferas, una, a la de su geografía natal sandoneña, tanto topográfica como sentimental, y, dos, a la de su universo personal de valores, fundado en su vida cultural y literaria, donde las mitologías regionales y universales emergen a cada momento.
Son poemas tomados de sus libros Transparencias (Medellín, 1991), Cartas de Odiseo (Medellín, 1996), Alfabeto de sombras (Medellín, 2003) y El paraíso de las carcajadas ausentes (Pasto, 2016). Es como si Alejandro estuviera celebrando tres décadas de escritura poética, aunque él comenzó mucho antes, cuan