Los españoles somos muy afortunados. Le ha costado decidirlo, meses de intensa reflexión y un país que atisbaba el riesgo de sufrir la más triste de las orfandades. Se había especulado con la posibilidad de que Sánchez no se presentara a la reelección. Había una gran inquietud en su entorno político. Los millonarios lobistas como Javier Curtichs, Pepe Blanco y José Miguel Contreras estaban inquietos, porque no podrían incrementar sus enormes fortunas. Las productoras socialistas perderían el chollo de TeleSánchez, que es el nombre con que tendrían que renombrar oficialmente a RTVE, y la izquierda mediática temía el final de la generosidad monclovita. A pesar del enorme sacrificio que significa vivir al ritmo de un maharajá, con un palacio como La Moncloa y tres residencias palaciegas a su
Sánchez se sacrifica otra vez

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