Hace unos días aterrizó en la estepa rusa una cápsula caída del cielo que recuerda a los albores de la carrera espacial. Era el módulo de descenso de la misión Bion-M Nº 2, lanzada un mes antes al espacio desde el cosmódromo de Baikonur. Sus tripulantes: cultivos celulares, semillas, 1.500 moscas de la fruta y 75 ratones macho, de los cuales han sobrevivido 65.
30 días de órbita polar. La nave orbitó la Tierra de polo a polo para exponer a sus pasajeros a los niveles de radiación cósmica que recibirán los tripulantes de la futura estación espacial rusa ROS. Es decir, un 33% superiores que los que experimenta la Estación Espacial Internacional.
Los ratones fueron divididos en grupos : algunos modificados genéticamente, otros tratados con un medicamento especial y un grupo de control.