El turismo y la globalización tienen estas paradojas. Uno puede desayunar el mismo croissant en París, en Barcelona o en Maó. Pero, ¿de verdad alguien viaja hasta Menorca para encontrar lo mismo que ya tiene en su casa? La respuesta parece obvia porque si detrás del viaje está el propósito de conocer y poder descubrir cosas nuevas, nos estamos haciendo un flaco favor encontrando lo mismo en todas partes.

Esta última semana he tenido la suerte de poder acompañar a unos periodistas gastronómicos por la isla, aprovechando que se celebraban dos grandes citas como la Fira Arrels o la Mostra de Cuina Menorquina . Dos eventos que demuestran que cuando Menorca apuesta por su producto, es capaz de brillar con luz propia. Queso Mahón-Menorca , sal recogida artesanalmente, carne

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