Vaya por delante que la Armada es, por definición, una herramienta de la política exterior del Estado. Su usuario es el Gobierno —así lo establece la Constitución— y, muchas veces, el factor decisivo no está en las capacidades militares —el caso más extremo es el del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano, verdadera embajada flotante de nuestra nación— sino en la propia bandera española que los buques de guerra llevan en el pico. Donde se despliega un buque de la Armada, incluso si se trata de un patrullero de altura, ahí está España… y no un Gobierno ni un partido político.

Dicho esto, toda herramienta tiene sus reglas. La Armada también. La primera de esas reglas es que no puede usarse la fuerza militar sin motivo justificado. El despliegue de un buque de guerra en una zona de conflicto

See Full Page