Petroperú ha marcado un nuevo récord, pero en la dirección equivocada: sus pérdidas acumuladas ya superan el 50% de su capital social, lo que la coloca en una situación de quiebra técnica. Es el resultado previsible de años de ineficiencia, malas decisiones y una gestión estatal incapaz de sostener a la petrolera. Sin embargo, el Gobierno insiste en rescatarla una y otra vez, inyectando millonarios recursos que solo sirven para prolongar su agonía.
La situación demanda decisiones firmes y valientes. Los impuestos de los peruanos no pueden seguir destinados a un barril sin fondo. La Junta General de Accionistas, integrada por los ministerios de Energía y Minas y de Economía y Finanzas, debe asumir su responsabilidad y enfrentar la realidad: Petroperú no puede seguir siendo un agujero negro